viernes, 31 de marzo de 2017

LECTURAS DEL VIERNES 31 DE MARZO DEL AÑO 2017.


PRIMERA LECTURA. Sabiduría 2,1.12-22.

1Se dijeron, razonando equivocadamente: 


La vida es corta y triste, y el trance final del hombre, irremediable; 
y no consta de nadie que haya regresado del abismo. 
12Acechemos al justo, que nos resulta incómodo: 
se opone a nuestras acciones,
nos echa en cara las faltas contra la Ley, 
nos reprende las faltas contra la educación que nos dieron; 
13declara que conoce a Dios y dice que él es hijo del Señor; 
14se ha vuelto acusador de nuestras convicciones,
sólo verlo da grima;
1511eva una vida distinta de los demás y va por un camino aparte; 
16nos considera de mala ley
y se aparta de nuestras sendas como si contaminasen; 
proclama dichoso el destino del justo
y se gloría de tener por padre a Dios.
17Vamos a ver si es verdad lo que dice: 
comprobando cómo es su muerte;
18si el justo ése es hijo de Dios, él lo auxiliará 
y lo arrancará de las manos de sus enemigos. 
19Lo someteremos a tormentos despiadados,
para apreciar su paciencia y comprobar su temple; 
20 lo condenaremos a muerte ignominiosa,
pues dice que hay quien mira por él.
21Así discurren, y se engañan, porque los ciega su maldad;
22no conocen los secretos de Dios, no esperan el premio de la virtud 
ni valoran el galardón de una vida intachable.  

Explicación.

2,1 b-5 La vida breve: Job 14; "regresar": cfr. Sal 49,8; Job 10,21; Y en contraste Sal 49,16; 73,23s. 2-3 Nacimiento y muerte son los dos límites de no ser que delimitan y definen la vida. La doctrina del caso tiene sabor epicúreo, pero también el Eclesiastés se expresa de modo semejante (Ecl 1). 

2,12-16 La descripción se desarrolla en dos series paralelas que desembocan en la filiación - paternidad. En el AT es "hijo de Dios" el pueblo entero o el rey. La tradición cristiana ha aplicado el texto a Jesucristo.

2,12 Esta ley se opone a la que ellos promulgan en el v. 11, Y puede muy bien ser la ley mosaica; en tal caso, por paralelismo, la educación sería la recibida como hijos de Israel.
2,13 Conocimiento que puede incluir familiaridad y puede exigir el cumplimiento de los mandatos: Os 4,1. Aunque país traduce con frecuencia el equivalente hebreo de siervo, el contexto pide aquí traducir por hijo.

2,14 Se entiende "ver su conducta", que es un reproche más fuerte que las palabras.

2,16 "Proclama dichoso": Is 3,10.

2,17-20 La muerte va a ser la prueba definitiva, con apariencias de proceso. En él probará el justo si su confianza es auténtica, si sus palabras salen verdaderas, en él se somete a prueba su Dios. Será "el momento de la verdad". Los paralelos se agolpan: salmos, Is 53; Dn 3,16-18; y del NT: Mt 27, 40.43; Jn 19,7.

2,21-22 Se cierra el marco, y resuena 1,3.5. "Los secretos de Dios": el plan misterioso de Dios acerca del justo y del malvado, como en Sal 73,17.

SALMO. 34,17-21.23

17 El Señor se enfrenta con los que obran mal
para extirpar de la tierra su memoria.
18 Si gritan, el Señor escucha
y los libra de todos los peligros.
19 El Señor está cerca de los atribulados
y salva a los abatidos.
20 Por muchos males que sufra el justo,
de todos los libra el Señor;
21 él cuida de todos sus huesos,
ni uno solo se quebrará.
23 El Señor rescata la vida de sus siervos:
no serán castigados los que se acogen a él.

Explicación.

34,16-17 Forman una antítesis marcada: honrados/malvados, ojos y oídos /rostro. "Enfrentarse"; o encararse, a la luz de Lv 17,10; Jr 44,11.21. La "memoria" o el apellido: compárese con Sal 109,15.

34,18 Se sobrentiende que el sujeto son los saddiqim, sin que sea necesario explicitarlo. El grito podría ser una reclamación judicial.

34,19 La secuencia hebrea "atribulados y abatidos" nos lleva sin remedio al Sal 51,19; es decir, de lo sapiencial salta el autor a lo penitencial. El hombre alejado por el pecado, puede acercarse por la penitencia.

34,20.22 Leo la primera cláusula con valor concesivo, ilustrado por Prov 24,16. Las muchas desgracias del inocente parecen contradecir el principio de la retribución; pero concuerdan con una larga historia de liberación. Resalta así la antítesis cone l v.22 por la repetición de "honrado + malvado + desgracia" y la oposición radical "libra / da muerte". Una consecuencia de esta lectura combinada es que el inocente es víctima del "odio" (22b) y que ese odio es "reato".

34,21 Parece escucharse la ley del cordero pascual según Éx 12,46; cfr. Is 38,13 y Lam 3,4. Pero es arriesgado sacar más consecuencias de la coincidencia, a saber, que el inocente sea sagrado y haya de quedar incólume.

34,23 "No serán castigados": o no incurrirán en reato, según 2 Cr 19,10. "Rescata la vida: véase Sal 49,8s.16.

TRANSPOSICIÓN CRISTIANA.

La primera carta de Pedro cita dos pasos del salmo; el gustar al Señor, vinculado al bautismo (2,2-3); y el bloque sapiencial en 3,10-12 exhortando a la concordia. Heb 6,2 recoge el símbolo del gusto espiritual. Y el tema del quedar radiantes domina el comentario de 2 Cor 3,7-18.


EVANGELIO. Juan 7,1-2.10.25-30.

1. Después de esto andaba Jesús por Galilea; no quería andar por Judea porque los dirigentes judíos trataban de matarlo.
2. Se acercaba la gran fiesta de los Judíos, la de las Chozas.
10. sin embargo, después que subió su gente a la fiesta, entonces subió él también, no de modo manifiesto, sino clandestinamente.
25. Unos vecinos de Jerusalén comentaban:
-¿No es éste al que tratan de matar?
26. Pues miradlo, habla públicamente y no le dicen nada. ¿Será que los jefes se han convencido de que es éste el Mesías?
27. Pero éste sabemos de donde procede, mientras, cuando llegue el Mesías, nadie sabrá de dónde procede.
28. Gritó entonces Jesús, mientras enseñaba en el templo:
-¿Con que sabéis quien soy y sabéis de dónde procedo? Y, sin embargo, no he venido por decisión propia sino que hay realmente uno que me ha enviado, aunque vosotros no sabéis quién es.
29. Yo si sé quién es, porque procedo de él y él me ha enviado.
30. Intentaron entonces prenderlo, pero nadie le puso la mano encima, porque todavía no había llegado su hora.

Explicación.

Los dirigentes de Judea siguen considerando a Jesús un peligro para su sociedad y se proponen matarlo (1), idea que habían concebido a raíz de la curación del inválido (5,18). La situación en torno a Jesús es de crisis (6,60.66), escepticismo y persecución.

Al acercarse la fiesta más popular y frecuentada del año (2), que tenía marcado carácter mesiánico (cf. Zac 14,16.19; 9,9; 12,10; 13,1; 14,8) y estaba también manipulada por los dirigentes (fiesta de los judíos), gente cercana a Jesús quiere apartarlo de su línea de conducta.

Él no va a una fiesta de los Judíos (2). Subirá al templo, pero para enseñar. No busca el conflicto por sí mismo (9-10); será el resultado de la misión que cumple.

Extrañeza de los vecinos de Jerusalén ante la pasividad de las autoridades (25-26). Desechan la posibilidad de que Jesús sea el Mesías (27), pues éste, siendo de la casa de David, nacería en Belén, pero aparecería por sorpresa y nadie lo conocería antes de su manifestación triunfante. Reacción enérgica de Jesús (28): El grito recuerda el de la Sabiduría (Prov 1,21s); Jn presenta a Jesús como la Sabiduría que enseña. El verdadero Mesías no ha de ser reconocido por su lugar de procedencia, como ellos piensan; su autenticidad depende solamente de que sea enviado por Dios (no he venido por decisión propia), como lo ha demostrado Jesús con sus obras (5,36). Si ellos no lo reconocen es por haber subordinado el plan y la acción de Dios a sus propios prejuicios. Ellos no conocen a Dios, se lo impide la ideología religiosa (2,6; 5,38); Jesús lo conoce (29), y ése es el fundamento de su misión y actividad (6,57).




Doble reacción: Jesús ha invalidado el modo corriente de concebir al Mesías y ha acusado a los que lo profesan de no conocer a Dios. Una parte de los oyentes no toleran que sus convicciones sean puestas en tela de juicio (30); quieren por Mesías al triunfador de aparición misteriosa y victoria inmediata.

jueves, 30 de marzo de 2017

LECTURAS DEL JUEVES 30 DE MARZO DEL AÑO 2017.


PRIMERA LECTURA. Éxodo 32,7-14.

7El Señor dijo a Moisés:
-Anda, baja del monte, que se ha pervertido tu pueblo, el que tú sacaste de Egipto. 8Pronto se han desviado del camino que yo les había señalado. Se han hecho un novillo de metal, se postran ante él, le ofrecen sacrificios y proclaman: "Este es tu Dios, Israel, el que te sacó de Egipto".
9Y el Señor añadió a Moisés:
10-Veo que este pueblo es un pueblo testarudo. Por eso déjame: mi ira se va a encender contra ellos hasta consumirlos. Y de ti sacaré un gran pueblo.
11Entonces Moisés aplacó al Señor, su Dios, diciendo:
-¿Por qué, Señor, se va a encender tu ira contra tu pueblo, que tú sacaste de Egipto con gran poder y mano robusta? 12¿Tendrán que decir los egipcios: "Con mala intención los sacó, para hacerlos morir en las montañas y exterminarlos de la superficie de la tierra? Desiste del incendio de tu ira, arrepiéntete de la amenaza contra tu pueblo. 13Acuérdate de tus siervos Abrahán, Isaac e Israel, a quienes juraste por ti mismo, diciendo: "Multiplicaré vuestra descendencia como las entrañas del cielo, y toda esta tierra de que he hablado se la daré a vuestra descendencia, para que la posea siempre".
14Y el Señor se arrepintió de la amenaza que había pronunciado contra su pueblo.

Explicación.

32,7. Con un audaz cambio de enfoque, el narrador nos traslada del valle a la montaña: del barullo de la danza a la soledad encumbrada de Moisés. Dios informa a Moisés de lo que está sucediendo allá abajo. Cambia sutilmente las fórmulas: "tu pueblo... el que tú sacaste...", como distanciándose de la elección y la liberación; al mismo tiempo que hace sentir a Moisés que es miembro de ese pueblo, al que está ligado por la salida de Egipto.

32,8. Es un agravante que hayan cometido el delito tan pronto, apenas nacido como pueblo de Dios. "Novillo" es quizá nombre despectivo aplicado al toro (cfr. Sal 106,19s).

32,9-10. Establecida la culpa, se pronuncia la sentencia: Dios propone a Moisés un nuevo plan para el futuro. Anulará la elección y aniquilará al pueblo, pues no hay esperanza de conversión auténtica. La ira que arde es castigo definitivo, arde hasta consumir. Pero la historia continuará recomenzando en Moisés la elección de Abrahán: "de ti sacaré un gran pueblo" (Gn 12,2). El plan se somete a la aprobación de Moisés: "déjame...", lo cual es darle poder histórico, enfrentarlo con una gran decisión. Rompiendo con su pueblo, Moisés será padre de un nuevo pueblo. Y ¿si no rompe con su pueblo?, ¿puede Dios aniquilar también a Moisés? Moisés comprende que ese "déjame" es conferirle y revelarle un poder y es pedirle que no le deje...

32,11. Como Abrahán intercedía a favor de Lot, así ahora Moisés intercede a favor de su pueblo, y su intercesión desborda la alianza. Moisés retuerce las fórmulas: "tu pueblo..., el que tú sacaste...".

32,12. El primer argumento de Moisés es que está empeñada la fama del Señor y su compromiso con la tarea comenzada. La fama es el buen "nombre", que también los extranjeros deben respetar (santificar). Al ver el desenlace de la "liberación", la aniquilación del pueblo fugitivo, los egipcios profanarán el nombre del dios de los hebreos, de Yhwh. Véase el análisis de Ez 36,20-23.

32,13. El segundo argumento es más fuerte: la liberación no ha comenzado en Egipto, sino con la salida de Abrahán; no se basa sólo en la alianza, sino en la promesa. Según esa promesa, Dios se ha comprometido a no romper la historia, sino a continuarla en la descendencia de Abrahán. Destruido el pueblo, queda Moisés como descendiente único -como un nuevo Noé-, continuador y nuevo comienzo. Pero si Moisés se solidariza con la suerte de su pueblo y Dios lo hace morir, la promesa y el juramento de Dios se frustran; cosa imposible. Moisés se solidariza con su pueblo, no acepta la excepción (más explícito en v.32) y así intercede eficazmente por el pueblo.
La mención explícita de los patriarcas atrae su figura al presente contexto. Así apreciamos que la alianza del Sinaí no se basta. Siendo bilateral, al ser quebrantada por una de las partes, se quiebra. Necesita un punto de apoyo, externo y más fundamental: es la promesa. La doctrina que desarrollará Pablo se encuentra aquí en germen. La promesa es unilateral y se basa en la misericordia generosa del Señor.

32,14. El resultado es que Dios perdona; Moisés no "le ha dejado". Esto lo llama el Sal 106,23 "plantarse en la brecha". La última palabra es "su pueblo".    

SALMO. 106,19-23.

19En Horeb fabricaron un becerro

y adoraron un ídolo de fundición. 
20Cambiaron su gloria por la imagen 
de un toro que come hierba.
21Se olvidaron de Dios, su salvador,
que había hecho prodigios en Egipto, 
22m ara villas en el país de Cam, 
portentos junto al Mar Rojo. 
23Hablaba ya de aniquilarlos;
pero Moisés, su elegido,
se plantó en la brecha frente a él

para apartar su cólera del exterminio. 

Explicación.

106,19-21 Cuarto pecado: el becerro de oro (Ex 32). El salmista lo atribuye al olvido: no hay tal olvido en el relato del Ex, antes una mención explícita (Ex 32,4). Cambia, además, el sentido del pecado. Según Ex era representar a Yhwh en imagen; según el salmo fue sustituir la Gloria sin imagen por la imagen de un "herbívoro" (despectivo). La intercesión de Moisés (Ex 32,11-14) la llama "ponerse a la brecha". El delito ha abierto una brecha en el campamento, en la muralla espiritual del pueblo; por ella va a abalanzarse la ira aniquiladora del Señor. Moisés se planta y cierra el paso a la cólera: véase Ez 13,5.  


Transposición cristiana.

El salmo nos enseña a solidarizarnos en el pecado con la comunidad y con los antepasados. El salmo es parte de nuestra historia. La redención de Cristo no ha dado un corte que interrumpa esa humilde solidaridad. También nos enseña a practicarla dentro de la historia de la Iglesia. 

EVANGELIO. Juan 5,31-47.

Testigos a favor de Jesús. (5,31-47)

31. Si yo fuera testigo en causa propia, mi testimonio no sería válido.
32. Otro es el testigo en mi causa, y me consta que es válido el testimonio que da sobre mí.
33. Vosotros enviasteis a interrogar a Juan, y él dejó testimonio en favor de la verdad.
34. No es que yo acepte el testimonio de un hombre; lo digo, sin embargo, para que os salvéis vosotros.
35. Él era la lámpara encendida que brillaba, y vosotros quisisteis por un tiempo disfrutar de su luz.
36. Pero el testimonio en que yo me apoyo vale más que el de Juan, pues las obras que el Padre me ha encargado llevar a término, esas obras que estoy haciendo, me acreditan como enviado del Padre;
37. y así el Padre que me envió va dejando él mismo un testimonio en mi favor.
Nunca habéis escuchado su voz ni visto su figura,
38. y tampoco conserváis su mensaje entre vosotros; la prueba es que no dais fe a su enviado.
39. Vosotros estudiáis las Escrituras pensando encontrar en ellas vida definitiva; son ellas las que dan testimonio en mi favor,
40. y, sin embargo, no queréis acercaros a mí para tener vida.
41. Gloria humana, no la acepto;
42. pero sé muy bien que vosotros no tenéis el amor de Dios.
43. Yo he venido en nombre de mi Padre, y no me aceptáis; si otro viniese en su propio nombre, a ése lo aceptaríais.
44. ¿Cómo os va a ser posible creer a vosotros, que aceptáis gloria unos de otros y no buscáis la gloria que se recibe de Dios solo?
45. No penséis que os voy a acusar yo ante el Padre; vuestro acusador es Moisés, en quien tenéis vuestra esperanza.
46. Porque si creyerais a Moisés, me creeríais a mí, dado que de mí escribió él.
47. Pero si no dais fe a sus escritos, ¿cómo vais a dar fe a mis palabras?

EXPLICACIÓN.
 
31-47. La situación se concibe figuradamente como un litigio en que Jesús, frente a un adversario, tiene que probar la validez de su causa (31). Jesús ha declarado que su actitud a favor del hombre es la única norma de conducta establecida por Dios, el único criterio para distinguir entre bien y mal. El adversario implícito es, pues, la Ley, que, según la opinión de todos, tenía a su favor el testimonio de Dios. Toca, pues, a Jesús aducir testimonios que corroboren su pretensión. Como lo que se discute es quien goza de autoridad divina –Jesús o la Ley- sólo Dios mismo puede dirimir la cuestión; por eso Jesús no acepta testimonios humanos, ni siquiera el de Juan (32-34).

El argumento único y decisivo de su misión divina es su propia actividad; no emplea dialéctica, aduce obras (5,17). Dios da testimonio a favor de Jesús a través de las obras que éste realiza. Quien conciba a Dios como dador de vida (Padre) tiene que concluir que las obras de Jesús, que efectúan el bien concreto del hombre comunicándole vida, son de Dios (Is 1,17; 58,6s; 61,1; Jr 21,11s; 22,15s; Ez 34,2-4; Sal 72,4.12-14).

Invectiva contra los dirigentes, pretendidos depositarios de la auténtica tradición. Endurecimiento inveterado (Nunca): han desobedecido a Dios (cf. Éx 19,5.89; 23,22), no han conservado su alianza (ver su figura, cf. Éx 24,27 LXX) y han dejado perder el mensaje de justicia/amor que ésta pretendía comunicar y que había sido renovado por los profetas.

Dos concepciones encontradas de Dios: el Padre, que ama al hombre y lo muestra dándole vida y libertad; el Dios de los dirigentes, el Soberano que impone un orden jurídico prescindiendo del bien concreto del hombre (37b-38).




Papel de la antigua Escritura, de la cual es parte la Ley que ellos han absolutizado: ser promesa y anuncio de la realidad que se verifica en Jesús. Considerarlas como fuente de vida en sí mismas, suprimiendo su relación esencial al futuro, impide comprender su verdadero sentido (39-40). Segunda invectiva: buscan su riqueza y prestigio (gloria que viene de Dios). Los que se dicen representantes de Dios carecen de la única credencial que les permitiría afirmarlo (41-42). Aceptarían a uno que fuese como ellos (43). Quienes no conocen el amor al hombre no puede dar la adhesión a Jesús (44). Moisés, realizador del éxodo, adquiere su pleno significado como figura que anunciaba la actividad liberadora de Jesús (45-47).

miércoles, 29 de marzo de 2017

LECTURAS DEL MIÉRCOLES 29 DE MARZO DEL AÑO 2017.


PRIMERA LECTURA. Isaías 49,8-15.

8Así dice el Señor:
En tiempo de gracia te he respondido,
en día propicio te he auxiliado;
te he defendido y constituido alianza del pueblo;
para restaurar el país,
para repartir heredades desoladas,
9para decir a los cautivos: "Salid";
a los que están en tinieblas: "Venid a la luz";
aun por los caminos pastarán,
tendrán praderas en todas las dunas;
10no pasarán hambre ni sed,
no les hará daño el bochorno ni el sol;
porque los conduce el que los compadece
y los guía a manantiales de agua.
11Convertiré mis montes en caminos
y mis calzadas se nivelarán.
12Mirad, unos vienen de un país remoto;
mirad, otros del norte y del poniente,
y aquellos del país de Siene.
13Exulta, cielo; alégrate, tierra;
romped en aclamaciones, montañas,
porque el Señor consuela a su pueblo
y se compadece de los desamparados.
14-Decía Sión: "Me ha abandonado el Señor,
mi dueño me ha olvidado".
15-¿Puede una madre olvidarse de su criatura,
dejar de querer al hijo de sus entrañas?
Pues, aunque ella se olvide, yo no te olvidaré.

Explicación.

49,8-13. Es casi una síntesis de la entera profecía: salida, camino transfigurado, llegada. Abarca los extremos, Babilonia y Sión. El tono es exultante y cordial.

49,8. Citado por Pablo en 2 Cor 6,2. Repartidor de la tierra como Josué. Es también mediador de la alianza, como Moisés.

49,10. Citado en Ap 7,16. "Compasivo": 49,10.13.15; 54,7.8.10; cfr. Éx 34,6.

49,12. Cambia el punto de vista: Bar 4,36-37; 5,5-6.           

SALMO. 145,8-9.13-14.17-18.

8EI Señor es clemente y compasivo, 

paciente y misericordioso.
9EI Señor es bueno con todos,
se compadece de todas sus creaturas. 
13Tu reinado es un reinado eterno,
tu gobierno, de generación en generación.
14EI Señor sostiene a los que van a caer 
y endereza a los que ya se doblan.
17EI Señor es justo en todos sus caminos, 
es leal con todas sus creaturas.
18Cerca está el Señor de los que lo invocan, 
de los que lo invocan sinceramente. 
Explicación.
145,8 Gon leve variante repite la fórmula litúrgica tradicional, cuyo lugar clásico es Ex 34,6.
145,9 Todo cuanto Dios ha creado es objeto de su bondad y digno de su compasión o cariño: léase Sab 11,24. 
145,11-13 Los versos centrales recogen el título inicial, "Rey mío" e insisten en él. El salmo no piensa en un rey terreno ni en un territorio nacional con su capital: acepta la situación que precede y sigue a la monarquía. En compensación, se coloca en un reino más glorioso: divino, universal y perpetuo. En este puesto falta el verso de la letra N. Las versiones antiguas suponen un texto semejante al v. 17: "El Señor es de fiar en todas sus palabras, es leal en todas sus acciones".
145,14 Comienzan los participios, que fijan una acción o una serie transformándolas en atributo, casi en título. Sobre el fondo del salmo 72, leamos esta serie como actividad propia del rey. Los complementos rimados representan todo lo débil que necesita del apoyo ajeno. Podemos extenderlo hasta la contingencia de las criaturas. 
145,17 Et ámbito jurídico pertenece también a la realeza. Como soberano, es leal con sus criaturas porque, al hacerlas, se compromete con ellas. 
145,18 Sobre el dios lejano y cercano véanse Sal 22,2-12; Is 55,6. Invocado se hace cercano; para la invocación ha revelado su nombre.
Transposición cristiana.
Puesto en boca de Cristo y de la Iglesia, enriquece el sentido de los predicados que el Hijo tributa al Padre y la Iglesia dedica a su rey, Jesucristo.

EVANGELIO. Juan 5,17-30.

La obra de Jesús, obra del Padre. (5, 16-30)

17. Jesús les replicó:
-Mi Padre, hasta el presente, sigue trabajando y yo también trabajo.
18. Más aún, en vista de esto, los dirigentes judíos trataban de matarlo, ya que no sólo suprimía el descanso de precepto, sino también llamaba a Dios su propio Padre, haciéndose él mismo igual a Dios.
19. Reaccionó Jesús diciéndoles:
-Pues sí, os lo aseguro: Un hijo no puede hacer nada de por sí, tiene que vérselo hacer al padre. Así, cualquier cosa que éste haga, también el hijo la hace igual,
20. porque el padre quiere al hijo y le enseña todo lo que él hace. Y le enseñará obras mayores que éstas, para vuestro asombro.
21. Así, igual que el Padre levanta a los muertos dándoles vida, también el Hijo da vida a los que quiere;
22. de hecho ni siquiera da el Padre sentencia contra nadie, sino que la sentencia la ha delegado en el Hijo,
23. para que todos honren al Hijo como lo honran a él. Negarse a honrar al Hijo significa negarse a honrar al Padre que lo envió.
24. Sí, os aseguro que quien escuche mi mensaje, y así da fe al que me envió, posee vida definitiva y no está sujeto a juicio: ya ha pasado de la muerte a la vida.
25. Sí, os aseguro que se acerca la hora, o, mejor dicho, ha llegado, en que los muertos van a oír la voz del Hijo de Dios, y los que la escuchen tendrán vida.
26. Porque lo mismo que el Padre dispone de la vida, así también ha concedido al Hijo disponer de la vida
27. y, además, le ha dado autoridad para pronunciar sentencia, porque es hombre.
28. No os asombre esto, porque se acerca la hora en que van a oír su voz los que están en el sepulcro,
29. y saldrán los que practicaron el bien, para comparecer y tener vida; los que obraron con bajeza, para comparecer y recibir sentencia.
30. Yo no puedo hacer nada por mí; doy sentencia según lo que aprendo, y esa sentencia es justa, porque no persigo un designio mío, sino el designio del que me envió.

EXPLICACIÓN.

17-30. Ante la oposición de los dirigentes judíos, que invocan la Ley como expresión de la voluntad divina, Jesús expone el fundamento de su actividad liberadora. Su obra se identifica con la de Dios creador, que continúa trabajando para llevar al hombre a la plenitud de vida (17); el amor del Padre está siempre activo. Esto significa que Dios no ha establecido en el mundo un orden cerrado, sino que sigue abierta la tarea de la creación del mundo y del hombre. No se puede someter a los hombres a una organización social que se considera definitiva, hay que estar en perpetuo trabajo de eliminación de todo obstáculo que en esta sociedad impida la plenitud humana. Mientras haya oprimidos y hombres privados de libertad, no está realizado el designio creador. La actividad de Jesús –la del amor leal (1.14)- es la misma de Dios y encarna su voluntad y designio. Esta concepción hace derrumbarse por su base el sistema cerrado por la Ley absolutizada, es decir, considerada como la manifestación definitiva e irreformable de la voluntad divina.

Al llamar Jesús a Dios su propio Padre, afirma que Dios está con él y en contra de ellos, que se le oponen; en consecuencia, la institución regida por ellos, que se arroga autoridad divina, es ilegítima. Entran en conflicto de intereses: uno, el bien del hombre; el otro, el prestigio de la institución. Los dirigentes no dudan: deciden matar a Jesús.

Identidad de la acción de Jesús y la del Padre (20). No todo está dicho ni hecho; en la creación abierta hay que esperar novedad.

Acaba de levantar a un inválido (5,8); está dando vida a un pueblo muerto (cf. 1,4; Ez 37,11s) (21); se dibuja un horizonte de vida para la humanidad; a los que quiere no expresa discriminación, sino libertad para obrar; nadie puede impedir su actividad.

Dar sentencia (22), actividad que el Padre delega en Jesús (al contrario que en Dn 7,9-12, donde Dios mismo juzga); no se trata de un juicio más allá de la historia; el juicio se está celebrando ya (3,18), la sentencia se la da el hombre mismo. La expresión dar sentencia indica la separación que la presencia de Jesús provoca entre los que están a favor o en contra del hombre.

No existen otros principios o códigos de moralidad o de conducta –ni siquiera la Ley mosaica- que puede pretender autoridad divina; no se puede apelar contra Jesús en nombre de la Ley. Estar con Jesús es estar con Dios; estar contra él es estar en contra de Dios (23). Jesús mismo, expresión plena y total del proyecto de Dios, es el criterio: su persona y actividad disciernen entre bien y mal. Imposible recurrir a Dios para oponerse a Jesús (24); ha pasado de la muerte a la vida, el éxodo de Jesús, saliendo del dominio de la tiniebla.

Su propósito es invitar a la plenitud a los que son muertos en vida (25), a los que viven en la zona de la tiniebla/muerte; su voz, su mensaje (24). Como el Padre, Jesús posee la vida y dispone libremente de ella (26-27). La comunicación de vida supone una opción personal, Jesús la provoca. Para elegir entre muerte y vida se necesitaba un punto de referencia, y éste es Jesús, precisamente por ser hombre. Es decir, la actitud ante el hombre va a decidir la suerte de los hombres; no hay situación ante Dios que no dependa de la opción frente al hombre. La norma que sustituye a la Ley es el hombre; el juicio es la confrontación con el hombre.




Este criterio vale también para el pasado (28-29): es la opción a favor o en contra del hombre la que juzga a los hombres de toda época. Practicar el bien = practicar la lealtad/amor fiel (3,21); vida para siempre: la vida que Dios da al que opta por ella no está limitada por la muerte; obrar con bajeza, actuar en contra del hombre; a la vida para siempre se opone la no vida para siempre, que es la sentencia o derrota (Dn 12,2), frustrando el proyecto de Dios. Su sentencia es necesariamente justa, pues no busca su propio interés; su único criterio es el bien objetivo del hombre (30).

martes, 28 de marzo de 2017

LECTURAS DEL MARTES 28 DE MARZO DEL AÑO 2017.


PRIMERA LECTURA. Ezequiel 47,1-9.12.

El manantial del templo (Jl 4,18; Zac 14,8; Sal 46,5).

1Me hizo volver a la entrada del templo. Del zaguán del templo manaba agua hacia levante -el templo miraba a levante-. El agua iba bajando por el lado derecho del templo, al mediodía del altar. 2Me sacó por la puerta septentrional y me llevó por fuera a la puerta del atrio que mira a levante. 3El agua iba corriendo por el lado derecho. El hombre que llevaba el cordel en la mano salió hacia levante. Midió quinientos metros, y me hizo atravesar las aguas: ¡agua hasta los tobillos! 4Midió otros quinientos, y me hizo cruzar las aguas: ¡agua hasta las rodillas! Midió otros quinientos, y me hizo pasar: ¡agua hasta la cintura! 5Midió otros quinientos: era un torrente que no pude cruzar, pues habían crecido las aguas y no se hacía pie; era un torrente que no se podía vadear.
6Me dijo entonces:
-¿Has visto, hijo de Adán?
A la vuelta m condujo por la orilla del torrente.
7Al regresar, vi a la orilla del río una gran arboleda en sus dos márgenes. 8Me dijo:
-Estas aguas fluyen hacia la comarca levantina, bajarán hasta la estepa, desembocarán en el mar de las aguas pútridas y las sanearán. 9Todos los seres vivos que bullan, allí donde desemboque la corriente tendrán vida, y habrá peces en abundancia. Al desembocar allí estas aguas quedará saneado el mar y habrá vida dondequiera que llegue la corriente.
12A la vera del río, en sus dos riberas, crecerá toda clase de frutales; no se marchitarán sus hojas ni sus frutos se acabarán; darán cosecha nueva cada luna, porque los riegan que manan del santuario; su fruto será comestible y sus hojas medicinales.


Explicación.


47,1-12. Después de prolijas inserciones, de áridas reglamentaciones, retorna el aliento poético de la visión. De la llegada de la Gloria (43) se pasa a sus efectos vivificantes. Hay que unirlo también al espíritu del cap. 37: viento y agua, doble principio de nueva vida. Agua como en el paraíso (Gn 2,10-14): en vez de cuatro ríos, cuatro etapas crecientes. Agua en la ciudad santa (Is 30,25; Jl 4,18; Zac 14,8): el templo está en la plataforma superior, sobre las plataformas del atrio interior, del exterior y del terreno circundante. Agua regada por el Señor (Sal 65,10). Agua que transforma el desierto (Is 35). Porque el Señor es "fuente de agua viva" (Jr 2,13; 17,13).
Agua de vida: continua, creciente, invasora, comunicada. Se comunica a las plantas, produciendo un parque maravilloso; se comunica a los animales, haciendo que el Mar Muerto pulule de seres vivos; se comunica a los hombres en forma de alimiento y medicina. El profeta ha de sentir en su cuerpo el poder del agua; el resto lo escucha de labios del acompañante.

47,1. El agua avanza hacia oriente, quizá por ser esta zona más árida, quizá imaginando un emplazamiento oriental del paraíso (cfr Gn 13,10).

47,3-5. Las distancias son medidas, el crecimiento es desmedido. Bien pronto el caudal supera al del Jordán (cfr. Jos 3-4; Jue 12,5s).

47,8-9. Renace prodigiosamente la vida, como en una nueva creación: Gn 1,20s. El agua dulce (Apsu) vence al agua salada (Tehom).

47,12. La zona se transforma en paraíso. Los frutos de todos sus árboles serán comestibles, las hojas medicinales alejarán la muerte.
     
SALMO. 46,2-3.5-6.8-9.

2 Dios es para nosotros refugio y fortaleza,
auxilio en los asedios, del todo disponible.
3 Por eso no tememos aunque se trastorne la tierra 
y los montes vacilen en alta mar.
 5 Un río cn sus acequias alegra
la ciudad de Dios:
santuario de la morada del Altísimo.
6 Con Dios en medio de ella, no vacila:
al despuntar la aurora la auxilia Dios.
8 El Señor de los ejércitos está con nosotros ,
nuestro alcázar es el Dios de Jacob.
9 Venid a ver las obras del Señor,
los espantos que provocan en la tierra:

Explicación.

46,2-4 La tierra, firmemente fundada por Dios sobre las aguas (Sal 24,2; 136,6), "se trastorna": se contagia de la movilidad y agitación oceánica. Los montes, aplomados para siempre (Sal 65,7), tiemblan y son engullidos por el océano. Predominan los efectos sonoros sobre los visuales. Como en un diluvio desde abajo (Gn 7,11), parece que vamos a volver al caos primordial: ¿queda un arca de salvación? La ciudad no teme, porque dispone de un refugio no fabricado por hombres: Dios en persona.

46,5-8 Hay una ciudad "divina" (Sal 87,3; Is 60,14) en la cual el agua desempeña la función benéfica opuesta. Con un río o corriente que se reparte en acequias (cfr. Sal 137,2). Agua apacible y fecundadora, a la que no alcanza la agitación agresiva del océano; agua una y plural que alegra y festeja a la ciudad. Compárese con Is 33,17-24.

46,6-7 A la ciudad se acerca un asedio estrecho: está dicho con el lenguaje de la agresión cósmica. A defenderla sale su Campeón: "Al despuntar la aurora" suceden el asalto y la derrota (Jos 8,10; Jue 20,19; Is 17,14 etc). Un trueno teofánico (Jr 25,30; Jl 2,11), voz de Dios, sacude la tierra y desbarata al enemigo.

TRANSPOSICIÓN CRISTIANA.

En clave cristológica, los autores antiguos se fijan en la exaltación de Jesucristo resucitado y en la corriente de agua que brota de él. En clave eclesiológica, lo refieren a la Iglesia terrestre, que tiene presente al Señor, y a la celste, según Ap 22. 


EVANGELIO. Juan 5,1-16.

PRIMERA SECCIÓN: FIESTA EN JERUSALÉN. (5,1-47)

El pueblo enfermo y el inválido que camina.

5. 1. Algún tiempo después era fiesta de los Judíos y subió Jesús a Jerusalén.
2. Hay en Jerusalén, junto a la Puerta de las Ovejas, una piscina que en la lengua del país llaman El Foso, con cinco pórticos;
3. en ellos yacía una muchedumbre, los enfermos: ciegos, tullidos, resecos.
5. Había un hombre allí que llevaba treinta y ocho años con su enfermedad.
6. Viéndolo Jesús echado y notando que llevaba mucho tiempo, le dijo:
- ¿Quieres ponerte sano?
7. Le contestó el enfermo:
- Señor, no tengo un hombre que, cuando se agita el agua, me meta en la piscina; mientras yo llego, otro baja antes que yo.
8. Le dice Jesús:
- Levántate, carga con tu camilla y echa a andar.
9a Inmediatamente se puso sano el hombre, cargó con su camilla y echó a andar.

La ley, obstáculo a la libertad.

9b. Era aquél un día de precepto.
10. Dijeron, pues, los dirigentes judíos al que había quedado curado:
- Es día de precepto y no te está permitido cargar con tu camilla.
11. Él replicó:
- El que me dio la salud fue quien me dijo: “Carga con tu camilla y echa andar”.
12. Le preguntaron:
- ¿Quién es el hombre que te dijo: “Cárgatela y echa a andar?”
13. El que había sido curado no sabía quién era, pues, como había mucha gente en el lugar, Jesús se había escabullido.
14. Algún tiempo después, Jesús fue a buscarlo en el templo y le dijo:
- Mira, has quedado sano. No peques más, no sea que te ocurra algo peor.
15. El hombre notificó a los dirigentes judíos que era Jesús quién le había dado la salud. 
16. Precisamente por esto empezaron los dirigentes judíos a perseguir a Jesús, porque hacía aquellas cosas en día de precepto.

EXPLICACIÓN.


1-9a. Segunda subida a Jerusalén, pero no ya al templo/institución, sino a encontrar al pueblo oprimido (el inválido). El episodio muestra la fuerza que Jesús infunde y la libertad que da al hombre, haciéndolo dueño de sus propias decisiones (8: levántate… y echa a andar).

Aparece de nuevo el tema de las ovejas (2: la Puerta de las Ovejas, cf Neh 3,1.32), que Jesús echó fuera del templo (éxodo) (2,14s; cf. 10,1ss). La muchedumbre representa al pueblo, abandonado por los dirigentes. Los pórticos relacionan a este lugar con el templo (cf 10,23), en cuyos pórticos se enseñaba la Ley.

La fiesta oficial contrasta con la situación de los excluidos de ella (2 Sm 5,8). La muchedumbre (3) está ciega por obra de la tiniebla, la falsa ideología que le impide su desarrollo y plenitud humana; tullida, privada de actividad, reducida a la impotencia; reseca, sin vida; es un pueblo muerto (Ez 37,1-14).
Los vv. 3b-4: que aguardaban la agitación del agua, porque de vez en cuando el ángel del Señor bajaba a la piscina y removía el agua; y entonces, el primero que entraba después de la agitación del agua quedaba sano de cualquier enfermedad que tuviese, son una interpolación, inexistente en los mejores códices y que contradice el sentido del pasaje.

El enfermo (5) representa a la entera muchedumbre. Treinta y ocho años, los de la generación que murió sin ver la tierra prometida (Dt 2,4); la muchedumbre va a morir sin encontrar la salvación. La enfermedad es suya, es decir , el hombre es responsable de ella por haber aceptado la ideología del sistema (cf. 5,14: no peques más), que apaga la vida (1,5).

Se imagina que Jesús lo va a meter en el agua (7). Agitarse se usa en el NT sólo de personas y multitudes; la agitación del agua representa las revueltas mesiánicas del tiempo, en las que el pueblo oprimido esperaba vanamente encontrar remedio a sus males. Jesús responde de otro modo a la expectación del enfermo/pueblo; le da la capacidad de actuar por sí mismo, sin depender de otros, y lo incita a usar de su libertad (cargar con la camilla en día de fiesta, contra la prescripción legal) (8). Lo hace dueño de su pasado (camilla), para que pueda desecharlo.

La perícopa expone el modo como Jesús va liberando al pueblo. Su propósito es darle la posibilidad de abandonar la institución que lo oprime y le quita la vida. Comunica una nueva vitalidad que permite a los hombres levantarse y buscar su propio camino.  

9b – 15. Jesús no se ha preocupado del precepto (9b); para él cuenta sólo el bien del hombre en cualquier circunstancia. Para los dirigentes judíos, por el contrario, cuenta sólo la observancia de la Ley (10). La observancia del precepto del descanso equivalía a toda la Ley; su violación lo era de la Ley entera. Interpretada y controlada por los dirigentes, la Ley no tolera la libertad del hombre; quieren quitarle la que le ha dado Jesús; éste le ha dicho que viole el precepto, porque es la sumisión a la Ley, instrumento de opresión, la que causa la postración del pueblo. Réplica de los dirigentes (12); no les alegra que el hombre haya recobrado la salud; los alarma, en cambio, que alguien se atreva a dispensar de las obligaciones religiosas que ellos imponen. No les preocupa el pueblo, pero sí su propio poder.

El individuo está en el templo (14), no ha echado a andar: sigue aceptando el dominio de la institución (2,14ss). Ése era el pecado que causaba su enfermedad, la de la muchedumbre (1,29: el pecado del mundo, la adhesión a ideologías/tiniebla que impiden la plenitud humana). Recibido el aviso de Jesús, se presenta ante los dirigentes: por boca de este hombre, el pueblo liberado atribuye su salvación a Jesús y da testimonio de ella ante sus antiguos opresores.

Comienza la persecución (16).

SÍNTESIS:

En la primera subida a Jerusalén, Jesús denunció públicamente la institución del templo, provocando una adhesión numerosa, pero equivocada (2,23s). La segunda vez que sube, anónimamente, libera al pueblo sin estrépitos ni señales portentosas, sin aparecer como líder.




Prescinde por completo de los dirigentes, que habían rechazado su denuncia y propuesta. Lo único que le importa es el pueblo, por eso va adonde éste se encuentra reducido a la miseria y a la impotencia. Procede así haciendo caso omiso de las prescripciones religiosas, y del todo indiferente a la opinión de las autoridades. No provoca una rebelión, comunica a los oprimidos salud y fuerza, los capacita para la actividad haciéndolos caminar por su cuenta. Quita adeptos a la institución judía fomentando la ruptura con ella.

lunes, 27 de marzo de 2017

LECTURAS DEL LUNES 27 DE MARZO DEL AÑO 2017.

Primera Lectura: Sabiduría 3,1-9.

1La vida de los justos está en manos de Dios
y no los tocará el tormento.
2La gente insensata pensaba que morían, 
consideraba su tránsito como una desgracia,
3y su partida de entre nosotros, como destrucción, 
pero ellos están en paz.
4La gente pensaba que cumplían una pena, 
pero ellos esperaban de lleno la inmortalidad;
5sufrieron pequeños castigos, recibirán grandes favores, 
porque Dios los puso a prueba y los halló dignos de sí; 
6los probó como oro en crisol,
los recibió como sacrificio de holocausto;
7a la hora de la cuenta resplandecerán 
como chispas que prenden por un cañaveral; 
8gobernarán naciones, someterán pueblos, 
y el Señor reinará sobre ellos eternamente.
9Los que confían en él comprenderán la verdad, 
los fieles a su amor seguirán a su lado;
porque quiere a sus devotos, se apiada de ellos 
mira por sus elegidos.

Explicación.

3-4 Se va desenvolviendo una terna de situaciones contrapuestas: muerte y vida (3,1-12), esterilidad y fecundidad (3,13-4,6), vida breve y larga (4,7-19).

3,1-12. Toma al justo donde lo dejaron los malvados: condenado y muerto. ¿Queda algo de él? En la convicción de los malvados el asunto ha terminado, han probado su tesis sobre la inutilidad de la justicia. El autor abre un nuevo acto con una nueva situación: la muerte no es el último suceso en la vida del justo, sino que abre un entreacto hacia la nueva situación, definitiva. 

El autor asegura la continuidad con una serie de repeticiones verbales (en griego) o sinonímicas. Los malvados hacían una prueba con el justo (2,17.19); en realidad, era Dios quien lo sometía a prueba (3,5.6); lo sometían a tormentos (2,19), pero el tormento no lo tocó (3,1), la vida era una chispa (2,2), la nueva vida es un incendio glorioso (3,7), los malvados atropellaban al desvalido (2,10), los justos someten a los pueblos (3,8), los malvados declaraban inútil al débil (2,11), ahora se ve que sus obras son inútiles (3,11); el justo miraba al malvado como escoria (2,16), ahora el justo es oro acrisolado (3,6), el justo estaba en manos del malvado (2,18), ahora está en la mano de Dios (3,1). La "esperanza" (4) hace comprender la verdad (9).

3,1 Recuérdese Sal 31,6.16.

3,2 Es el juicio errado de 1,3.5; 2,1.21. Llama a la muerte del justo "tránsito, partida" (Lc 9,31; 22,22): más que eufemismos, son los nombres apropiados.

3,3 No es sólo la paz negativa de acabar (Job 3,13-19; Eclo 41,2), sino la paz positiva y plena: vv. 8-9.

3,4 "Castigados", palabra frecuente en el libro, en contextos de retribución. Una esperanza llena (Heb 6,11); "Inmortalidad": 1,15.

3,5 La desproporción, como en Rom 8,18. El verbo griego indica el sufrimiento impuesto por el educador. "Dignos de Dios" es expresión audaz y magnífica: compárese con Mt 10,37; 22,6; Lc 15,19.10,37. Podría entenderse de la imagen de Dios, que el justo ha sabido conservar (2,23), compárese con Lc 15,19.

3,6 "Como oro": Eclo 2,5; Sal 66,10; Is 1,25; 48,10; Zac 13,9; 1 Pe 1,7. "Como holocausto": indicando la totalidad de entrega y aceptación y el carácter cúltico de esa entrega, Sal 51,19; cfr. Dn 3,39.

3,7 La imagen del esplendor es escatológica en Dn 12,3 (brillo de astros); Is 60 y 62 (de Jerusalén). Si el cañaveral alude a Abd 18 o a Zac 12,6, entonces la segunda imagen habla del triunfo de los justos sobre los malvados.

3,8 En textos escatológicos y apocalípticos hebreos es común hablar del triunfo final de Israel, constituido señor de todos los pueblos, bajo el reinado inmediato del Señor su Dios. Compárese con 1 Cor 6,2 (que da por sabida la doctrina); Ap 20,4-6 (el reino de mil años con Cristo); Ap 2,26.

3,9 Formula con brevedad y densidad la relación mutua de amor.

Salmo: 23,1-6.


Ez 34; Jn 10

1 El Señor es mi pastor: nada me falta.
2 En verdes praderas me hace recostar,
me conduce hacia fuentes tranquilas
3 y repara mis fuerzas;
me guía por senderos oportunos
como pide su título.
4 Aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo: Tú vas conmigo;
tu vara y tu cayado me sisoigan.
5 Me pones delante una mesa
frente a mis enemigos.
Me unges con perfume la cabeza,
mi cabeza rebosa.
6 Tu bondad y lealtad me escoltan
todos los días de mi vida;
y habitaré en la casa del Señor
por días sin término.


23. Este salmo es uno de los favoritos del salterio: por la tradición de David pastor y por la culminación en la imagen del Buen Pastor. También por su sencillez y riqueza: en dos imágenes o escenas de conjunto comprime un número inesperado de símbolos elementales. Las imágenes son dos: el pastor en 1-4, el anfitrión en 5-6. El verso central, 4b, se une a lo que precede por la imagen, a lo que sigue por la aparición de la segunda persona.

La imagen del pastor está desarrollada con realismo y concreción, por medio de rasgos breves que evocan la escena. Hay que dejarse conducir por la imaginación, sin espiritualizar: el césped verde con una fuente, para tumbarse, reposar y recobrar fuerzas; las roderas del camino, la cañada al oscurecer, la vara que encamina con un toque y el callado que golpea rítmica y sonoramente el suelo. La imagen suelda dos planos de significado en una arista común, desde la cual se dominan ambas vertientes en mirada simultánea. Lo dicho de las ovejas vale del hombre; lo personal se adelanta a primer plano en el "tú vas conmigo".

La imagen libera varios símbolos, arquetípicos o culturales. La imagen del pastoreo se inscribe en las relaciones del hombre con los animales, dominados y domésticos. El verde aplaca los ojos, revela a la tierra materna y acogedora. El agua quita la sed y suscita energía vital. El caminar es experiencia radical. La oscuridad evoca miedos infantiles y temores no aclarados; en ella se siente con más fuerza la presencia amiga. La potencia simbólica de estos rasgos no se agota en la primera lectura.

La imagen del huésped. En la cultura nomádica es fundamental la hospitalidad. Podemos imaginar un fugitivo de su clan que pide asilo. El jeque lo acoge en su tienda, le ofrece protección, comida y bebida, ungüentos aromáticos. Al observar la escena los enemigos perseguidores se detienen en la puerta o cortina: el jeque lo protege. Cuando ha terminado, el jeque le ofrece una escolta que lo acompañe en el camino hasta casa, que es la casa del Señor. Esta parte añade los símbolos de comer y beber.

Las tradiciones del éxodo nos dan una clave para comprender la unidad de las dos imágenes: el Señor guía a su pueblo por el desierto como a un rebaño, buscándole agua y comida y reposo. Cuando llegan a la tierra prometida, el Señor los recibe como anfitrión en su territorio: Éx 15,13; Sal 68,11; 77,21. Dos veces el poeta interrumpe el descanso con el camino, no lo contrario. ¿Toda la vida en camino o una morada final en el templo? El poema termina con una tensión no resuelta, como si una y otra vez se volviera a empezar.

23,1 Es frecuente la imagen de Dios pastor: Sal 78,52; 80,2; Is 40,10s; Jr 23,4.

23,3 El hebreo shem puede significar nombre, título, fama. Aquí encaja mejor lo segundo.

23,4 "Me sosiegan": el verbo es frecuente en Is II: 40,1; 49,13; 51,3.12.19; 52,9.

23,5 El uso de perfumes en los banquetes está atestiguado abundantemente.

23,6 "Bondad y lealtad" personificados como escolta.

TRANSPOSICIÓN CRISTIANA.

Jn 10,1-18 presenta a Jesús como el bueno o auténtico pastor (Ez 34). La primera carta de Pedro sintetiza en la imagen cristología con eclesiología: 2,25; 5,2-4. A partir de esos datos se puede conducir una reflexión sobre símbolos del salmo y sacramentos.


Segunda Lectura: 1 Juan 3,1-2.

1Mirad qué muestra de amor nos ha dado el Padre, que nos llamemos hijos de Dios; y de hecho lo somos. La razón de que el mundo no nos reconozca es que nunca ha conocido a Dios.
2 Amigos míos, hijos de Dios lo somos ya, aunque todavía no se ha manifestado lo que vamos a ser; pero sabemos que cuando eso se manifieste seremos semejantes a él, puesto que lo veremos como es.

Explicación.

Meditación sobre el «nacer de Dios» (3,1). Recuerda a los destinatarios su privilegiada condición; muestra de amor, gr. agapé, unido al verbo «dar»; de hecho explicita la fuerza del indicativo. Al mundo u orden social, que es injusto y practica la injusticia, le es imposible conocer a Dios, que es justo, y rechaza a los hijos de Dios, que practican la justicia (2,29).

Cuando eso se manifieste, se suple el sujeto implícito; llegará el momento en que se manifieste la condición divina de los hijos de Dios, pues conocer a Dios como es supone que el que lo conoce está en su mismo plano. La realidad presente justifica la esperanza del futuro; ésta incita a asemejarse a Dios todo lo posible, eliminando todo lo que desdice de un hijo de Dios (2-3). 

Evangelio: Juan 6,51-58.


51. Yo soy el pan vivo bajado del cielo; el que come pan de éste vivirá para siempre. Pero, además, el pan que yo voy a dar es mi carne, para que el mundo viva.
52. Los judíos aquellos discutían acaloradamente unos con otros diciendo:
-¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?
53. Les dijo Jesús:
- Pues sí, os lo aseguro: Si no coméis la carne del Hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros.
54. Quien come mi carne y bebe mi sangre tiene vida definitiva y yo lo resucitaré el último día,
55. porque mi carne es verdadera comida y mi sangre verdadera bebida.
56. Quien come mi carne y bebe mi sangre sigue conmigo y yo con él;
57. como a mí me envió el Padre que vive y, así, yo vivo por el Padre, también aquel que me come vivirá por mí.
58. Este es el pan bajado del cielo, no como el que comieron vuestros padres y murieron; quien come pan de éste vivirá para siempre.


Explicación.


Siguiendo la simbología del éxodo, pasa de la figura del maná a la del cordero (51: mi carne). El Espíritu no se da fuera de su realidad humana; “su carne” lo manifiesta y lo comunica. A través de lo humano el don de Dios se hace concreto, adquiere realidad para el hombre. Jesús-hombre, lugar donde Dios se hace presente (1,14), se entrega como don al mundo (3,16). En Jesús, su Palabra, Dios se expresa en la historia y manifiesta su voluntad de diálogo con la humanidad. Es en el hombre y en el tiempo donde se encuentra a Dios, donde se le acepta o se le rechaza.

Discordia entre los adversarios (52). Segunda declaración (53-54): Comer y beber significan asimilarse a Jesús, aceptar y hacer propio el amor expresado en su vida (su carne) y en su muerte (su sangre). En el éxodo, la carne del cordero fue alimento para la salida de la esclavitud, su sangre liberó de la muerte. En el nuevo éxodo, la carne de Jesús es alimento permanente; la carne y la sangre dan vida definitiva. El Hombre en su plenitud es el que hace esa entrega y puede comunicar el Espíritu. No hay realización para el hombre (no tenéis vida en vosotros) si no es por la asimilación a Jesús; el Espíritu que se recibe lleva a una entrega y a una calidad humana como la suya.

Contexto eucarístico (55). Doble aspecto de la eucaristía: nuevo maná, alimento que da fuerza y vida, y nueva norma de vida, no por un código externo (Ley), sino por la identificación con Jesús y su entrega (cf. 1,16: un amor que responde a su amor). Jesús no es un modelo exterior que imitar, sino una realidad interiorizada; sintonía (56). La vida que Jesús posee procede del Padre (cf. 1,32) (57) y él vive en total dedicación al designio de Dios de dar vida al mundo (4,34; 6,39-40.51). Él comunica esa vida a los suyos: la actitud de éstos ha de ser dedicarse a cumplir del mismo designio, tal como lo hace Jesús. A diferencia del antiguo pueblo, la nueva comunidad podrá alcanzar la tierra prometida, la de la vida definitiva (58). 



SÍNTESIS.

El punto central es el don de sí. Lo mismo que Jesús, el discípulo debe considerarse como “pan” que hay que repartir, y debe repartir su pan como si fuese él mismo el que se reparte. Ha de renunciar a poseerse. Sólo el que no tema perderse encontrará la vida. Ésta se posee en la medida en que se entrega. Hacer que la propia vida sea “alimento disponible” para los demás es la ley de la nueva comunidad humana. Esta disposición se expresa en la eucaristía, que renueva el gesto de Jesús. En ella se experimenta su amor en el amor de los demás, y se manifiesta el compromiso de entregarse a los demás como él se entregó.



La nueva sociedad, la que permitirá una vida plenamente humana, no se producirá por una intervención milagrosa de Dios, sino por el amor sin reservas de todos y cada uno por todos. El amor y la acción del Padre, que se han manifestado en Jesús-hombre, han de continuar manifestándose por medio de los hombres.