sábado, 21 de abril de 2018

LECTURAS DEL SÁBADO 21 DE ABRIL DEL AÑO 2018.

2 OPCIONES.

1ª OPCIÓN.

PRIMERA LECTURA. Hechos 9,31-42 

31 Entre tanto, las comunidades gozaban de paz en toda Judea, Galilea y Samaría, pues se iban construyendo, progresaban en la fidelidad al Señor y crecían, alentadas por el Espíritu Santo.
                    32 Sucedió que Pedro, que iba recorriéndolo todo, bajó también a ver a los consagrados que residían en Lida.
33 Encontró allí a cierto individuo de nombre Eneas, que estaba paralizado y llevaba ocho años postrado en un catre.
34 Pedro le dijo:
                   - Eneas, Jesús Mesías te da la salud; levántate y ponte a la mesa.
                   Al instante se levantó.
35 Lo vieron todos los que residían en Lida y en la llanura de Sarón y se convirtieron al Señor.
                  36 En Jafa había cierta discípula de nombre Tabita, que traducido significa Gacela, colmada de obras buenas y, en particular, de las limosnas que hacía.
37 Sucedió que, por aquellos mismos días, cayó enferma y murió; la lavaron y la pusieron en la sala de arriba.
38 Como Lida está cerca de Jafa, al enterarse los discípulos de que Pedro estaba allí, enviaron a dos hombres que le suplicaron:
               - No tardes en venir hasta nosotros.
               39 Pedro se fue con ellos al momento. Cuando llegó, lo llevaron a la sala de arriba y se le presentaron todas las viudas, mostrándole con lágrimas en los ojos los vestidos y mantos que hacía Gacela cuando estaba con ellas.
40 Pedro mandó salir fuera a todos, y, de rodillas, se puso a orar. Se volvió hacia el cuerpo y dijo:
              - Tabita, levántate.
              Ella abrió los ojos y, al ver a Pedro, se incorporó.
41 Él le dio la mano, la levantó y, llamando a los consagrados y a las viudas, se la presentó viva.
42 El hecho fue notorio en toda Jafa, y muchos creyeron en el Señor.

Explicación.

9,31-11,18. La tercera hoja del tríptico narra con todo detalle el cambio profundo que se opera en Simón Pedro, portavoz del grupo apostólico. Contiene igualmente tres cuadros. Al igual que en la secuencia de Felipe, el primer cuadro da comienzo con una descripción generalizada de la paz alcanzada por la iglesia palestinense gracias a la conversión de Saulo (31); a continuación se singulariza con un caso concreto: Pedro visita todas las comunidades fundadas para comprobar el estado en que se encuentran (32a). Mediante tres ejemplos Lc puntualiza cuál es la situación real de las comunidades creyentes. (El mismo procedimiento ha sido empleado en el centro del segundo sumario, Hch 4,36-5,16).

                  En la primera escena se describe en lenguaje figurado la situación halagüeña de la comunidad creyente de Lida (32b): Eneas, personaje representativo ("cierto individuo"), yace paralítico en un catre desde hace ocho años: su estado de postración data de los inicios de la nueva comunidad (33). Pedro lo invita a levantarse de su postración y a participar de la vida de la comunidad (34: la expresión griega es ambigua: ·Hazte la cama/reclínate a la mesa"). El desbloqueo de la comunidad produce sus frutos (35). Hay una serie de rasgos comunes y de contraste entr esta escena y la del paralítico del Ev. (Lc 5,17-26).

                La segunda escena tiene como protagonista un personaje femenino, también representativo ("cierta discípula"), Tabita, que traducido significa Gacela, exponente de la vitalidad y agilidad que otrora tenía aquella comunidad (36). Las obras de beneficencia propias de la religiosidad judía no han bastado para evitar su muerte; la sala de reuniones de la comunidad se ha convertido en un velatorio (37). Una delegación de la comunidad suplica insistentemente a Pedro que intervenga en sus asuntos internos (38). Situación desesperada de las "viudas", símbolo del desamparo total (39).

                Pedro, al modo de Jesús (cf. Mc 5,41), intenta enderezar la situación (40). Al final lo consigue y restablece el cuerpo comunitario (41). Nuevas adhesiones (42). 

SALMO. 116,12-17 

12¿Cómo pagaré al Señor

todo el bien que me ha hecho?
13Alzaré la copa de la salvación 
invocando el nombre del Señor.
 14y cumpliré al Señor mis votos 
en presencia de todo el pueblo.
15EI Señor hace pagar cara
la muerte de sus leales. 
16 ¡Favor, Señor, que soy tu siervo! 
siervo tuyo, hijo de tu esclava. 
iRompiste mis coyundas!
17Te ofreceré un sacrificio
de acción de gracias. 
invocando el nombre del Señor 

Explicación.

116,12 La única "restitución" accesible al hombre es el reconocimiento. Cuando el orante se hace la pregunta, ya está expresando su gratitud y su deseo de reciprocidad, y su imposibilidad de satisfacerla.
116,13-14 Expresará su gratitud en un rito público. No está claro si es copa de libación, vino que se derrama en honor de la divinidad (Ex 29,40s; Lv 23,18.37), o es copa de comunión que va pasando entre los comensales de un banquete sacrificial (quizá Am 2,8; Is 62,9). Sobre el voto véase Sal 66,13s.
116,15 Nosotros decimos "vendió cara su vida". El orante piensa en Dios como dueño y tasador. La tasa de Dios es muy alta, si se trata de sus leales. Véase la legislación: Ex 21,29s; también Sal 30,10.
116,16 Desarrolla en clave jurídica la imagen de "siervo" del Señor: quien nace de una esclava es esclavo de nacimiento (Ex 21,4). La manumisión se usa como imagen de la liberación.
116,17 -18 Repite el estribillo cambiando copa por sacrificio de acción de gracias. 
Transposición cristiana.
Rom 3,4 cita 11b desplazando ligeramente el sentido. 2 Cor 4,13 cita 10a adaptando el sentido. Sobre el precio de la vida, Rom 8,20. Sobre la copa, 1 Cor 10,16.  
  EVANGELIO. Juan 6,60-69.
CRISIS EN LA COMUNIDAD DE DISCÍPULOS Y SU RESOLUCIÓN (6,60-71)
60. Muchos discípulos suyos dijeron al oírlo:
-Este modo de hablar es insoportable; ¿quién puede hacerle caso?
61. Consciente Jesús de que lo criticaban sus discípulos les dijo:
-¿Esto os escandaliza?,
62. ¿y si vierais subir al Hombre adonde estaba al principio?
63. Es el Espíritu quien da vida, la carne no es de ningún provecho; las exigencias que os he estado exponiendo son espíritu y son vida.
64. Pero hay entre vosotros quienes no creen.
(Es que Jesús sabía ya desde el principio quiénes eran los que no creían y quién era el que lo iba a entregar.)
65. Y añadió:
-Por eso he venido diciendo que nadie puede llegar hasta mí si el Padre no se lo concede.
66. Desde entonces, muchos de sus discípulos se echaron atrás y ya no andaban con él.
67. Preguntó entonces Jesús a los Doce:
-¿Es que también vosotros queréis marcharos?
68. Le contestó Simón Pedro:
-Señor, ¿con quién nos vamos a ir? Tus exigencias comunican vida definitiva,
69. y nosotros creemos firmemente y sabemos muy bien que tú eres el Consagrado por Dios.
Explicación.
Protesta de un numeroso grupo de discípulos contra las exigencias propuestas por Jesús (60); las consideran excesivas. Interpretan su anunciada muerte como una debilidad y un fracaso y, en consecuencia, se niegan a seguir a Jesús en esa entrega. Conservan la concepción de Mesías-rey (6,15), que había provocado la primera crisis (6,16-21).
Jesús afronta la situación (61-62): Ellos lo esperan todo de un triunfo terreno; no han comprendido la calidad de vida que él posee y promete; la muerte física no significa un final, no interrumpe la vida (subir adonde estaba antes). Los términos carne y espíritu (63) reflejan dos concepciones del hombre y, en consecuencia, de Jesús y de su misión. Carne es el hombre no acabado, sin capacidad de entrega y sin vida definitiva; espíritu es el hombre nacido del Espíritu (cf 3,6), capaz de entregarse por los demás y que posee vida definitiva. Son estos últimos los únicos capaces de crear un mundo nuevo. Un Mesías, rey dominador, está destinado al fracaso (“carne”); el Mesías que da su vida para comunicar vida (Espíritu) lleva al éxito su empresa. El Padre concede el encuentro con Jesús (65) a los que han aprendido de él (6,45) y se han dejado impulsar hacia Jesús (6,44); el encuentro con Jesús se realiza en el don del Espíritu, que el Padre concede. A pesar de la explicación, la mayor parte abandona a Jesús definitivamente (66).
Jesús no acepta componendas, plantea la cuestión a los Doce (67). Reacción: por boca de Simón Pedro lo reconocen por Mesías (el Consagrado por Dios) y le dan su adhesión; sin él, van al fracaso (15,4s) (68-69).
 Síntesis. 
La perícopa opone dos clases de hombres: los que quieren construir un mundo nuevo mediante el triunfo y el dominio, y los que quieren construirlo, no mediante el poder, sino con la entrega personal. Los primeros son hombres inacabados, por falta del espíritu de amor/entrega que lleva a la plena personalización; el mundo que creen no será nuevo, sino tan injusto como el que quieren sustituir. Sólo los hombres nuevos pueden construir un mundo nuevo.

2ª OPCIÓN.

Primera Lectura. Apocalipsis 3,14-20-22
14 Al ángel de la iglesia de Laodicea escribe así:
Esto dice el amén, el testigo fiel y veraz, el principio de la creación de Dios:
20 Mira que estoy a la puerta llamando: si uno me oye y me abre, entraré en su casa y cenaremos juntos.
21 Al que salga vencedor lo sentaré conmigo en mi trono, lo mismo que yo, cuando vencí me senté con mi Padre en su trono.
22 Quien tenga oídos, oiga lo que dice el Espíritu a las iglesias.

EXPLICACIÓN.
14-22. Para Laodicea, cerca de Colosas, cf. Col 4,16. Autopresentación (14b): el Amén, aplicado a Dios en el judaísmo, que equivale a los epítetos fiel y veraz, cf. 1,5; el principio de la creación de Dios, cf. Col 1,15; horizonte universal. Juicio de la situación: la comunidad de Laodicea no presenta faltas manifiestamente graves, pero aparece instalada en la mediocridad, quizá por adaptarse a la prosperidad de la ciudad misma; se siente satisfecha y segura (17). Exhortación particular (18): oro, vestido blanco, colirio; alusiones a la properidad de Laodicea, a su industria de lana y a su escuela de medicina. Amor paciente de Jesús, que pretende educar a la comunidad (cf. Prov 3,12; Heb 12,5-11) (19). El amor culmina en la petición de ser acogido; nadie lo espera en esta iglesia segura. No fuerza la entrada, habla invitando. Intimidad simbolizada por la cena (20).
Salmo. 122,1-9.
1iQué alegría cuando me dijeron 
«Vamos a la casa del Señor». 
2Ya están pisando nuestros pies 
tus umbrales, Jerusalén.
3¡Jerusalén!, construida como ciudad 
bien unida y compacta,
4adonde suben las tribus, 
las tribus del Señor;
según la costumbre de Israel,
a dar gracias al nombre del Señor. 
5Allí reside el tribunal de justicia,
el tribunal del palacio de David.
6Saludad con la paz a Jerusalén:
Vivan tranquilos tus amigos; 
7Haya paz en tus murallas, 
tranquilidad en tus palacios. 
8Por mis hermanos y compañeros 
pido la paz para ti.
9Por la casa del Señor nuestro Dios 
te deseo todo bien.
Explicación.

122 Género situaciónCanto a Jerusalén, extraído por etimología popular del material sonoro del nombre. Incluye una loa a la ciudad y una petición por ella. Forma grupo con 46, 48 Y 87. Unos peregrinos llegan a la ciudad, meta de su viaje físico y espiritual.
La paronomasia es un recurso de estilo que del sonido de los nombres propios saca significados; recurso querido y practicado por autores bíblicos, poetas y prosistas. El poeta toma el primer componente con el valor de "ciudad" yeru 'iru. Es la Ciudad por excelencia: cfr. Ez 7,23; Sal 87,3. La segunda parte toma el valor obvio de paz: shalem - shalom. Otro recurso de estilo, que forma inclusión mayor y menor es la repetición: tres veces Jerusalén, casa, paz, Yhwh Yh. 
122,1-2 Concentra los dos momentos extremos de la romería: el anuncio de la partida y la llegada, saltándose el viaje con su fatiga: cfr. Sal 84.
122,3-5 Predicados de la ciudad. Su trazado, con casas unidas formando calles; el templo donde se unen las tribus para alabar al Señor: cfr. Sal 65,2; la administración central de la justicia en un tribunal supremo. La imagen supone una nación unificada, con un centro religioso y político: ¿refleja una realidad. un recuerdo, una aspiración? Mucho depende de la datación del salmo.
122,6 La insistencia en "paz" y afines, el predominio de formas volitivas suenan como una movilización general para la paz. El peregrino pide que se cumpla el destino inscrito en el nombre de la ciudad: nomen omen. "Amigos": no los amantes de Os 2, sino los amadores de Is 66,10.
122,7 Murallas y palacios son otro aspecto llamativo de esta ciudad: Sal 48.14; Lam 2,7s.
122,8-9 La repetición anafórica de "por" en los dos versos une el vínculo humano de la hermandad y el religioso de la presencia del Señor en medio de ellos.
122,9 Ez 24,21.
Transposición cristiana.
Creo que se han de leer sobre el fondo de este canto de peregrinación las palabras de Jesús al avistar la ciudad: Lc 18,41-44. El destino de Jerusalén lo recoge la Iglesia celestial según Ap: tronos 20,4.11-15; belleza 21,11-21; doce (puertas) 21,12-14; no templo 21 ,22s.
Evangelio. Lucas 11,9-13
9 Por mi parte, os digo yo: Pedid y se os dará, buscad y encontraréis, llamad y os abrirán;
10 porque todo el que pide recibe, el que busca encuentra, y al que llama le abren.
11 ¿Quién de vosotros que sea padre, si su hijo le pide pescado, en vez de pescado le va a ofrecer una culebra?
12 o, si le pide un huevo, ¿le va a ofrecer un alacrán?
13 Pues si vosotros, aun si sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más el Padre del cielo dará Espíritu Santo a los que se lo piden!

EXPLICACIÓN.
La constancia consigue su objetivo, pues la petición repetida va capacitando al hombre para recibir el don (9s). Incomparable amor del Padre. Don por excelencia: el Espíritu Santo (13), comunicación de vida divina que potencia al hombre.

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